Le Clos de la Richardière, ¡una escapada gastronómica y enoturística!

Continuamos el recorrido con las siguientes tareas: desbrote, despalillado, poda y mantenimiento del suelo, que requiere trabajo mecánico. Christophe Galland explica que el mantenimiento del suelo es una tarea esencial, ya que implica cortar las raíces superficiales de la vid, lo que favorece que las demás raíces se arraiguen más profundamente, evitando así la desecación y favoreciendo la absorción de nutrientes. Finalizamos el recorrido con las dos últimas fases del trabajo: la protección de las vides, que, en el caso de las de la finca, se tratan con sulfato de cobre y azufre. Finalmente, la vendimia, que se realiza en otoño.

Cabe destacar que todo este recorrido se realiza en los viñedos de la finca.

Continuamos nuestro recorrido por el magnífico parque de la finca, que alberga 35 especies de árboles diferentes, dos de las cuales tienen trescientos años: un roble de 340 años y un cedro de 300 años.

Finalmente, el recorrido concluyó con una visita al lagar. Se ha mantenido intacto desde la última cosecha de 1959. Esto nos permitió finalizar la visita en un lugar que nos recuerda el pasado vinícola de la finca. Sin embargo, fue renovado cuando Christophe Galland y su esposa compraron Le Clos de la Richardière, convirtiéndolo en un espacio acogedor y contemporáneo.

En torno al lagar, degustamos una selección de vinos y el zumo de manzana de la finca, acompañados de deliciosos productos locales. Nuestra cata culminó con una nota dulce: una tarta del enólogo.